El roble europeo corresponde a la misma especie de Q. sessilis (Q Petraea) por lo que también se trabaja mediante corte por método de hendido. Estas maderas maderas provienen de distintos países, donde podemos destacar los bosques del monte Semenic en Rumania; desde los Cárpatos en Ucrania y Hungría.
Los robles de esta zona contribuyen con una complejidad aromática similar a la del roble francés, pero levemente más intenso hacia las notas de clavo de olor, almendras, coco y vainilla, que se explican por un aporte significativo al vino de furfurales, eugenol y lactonas en el tiempo.